Hay un fantasma que recorre el sistema-mundo, es el fantasma de la ansiedad. Un fantasma que tiene corporeidad, es casi un egregor. Es sabido, es absurdo repetirlo, si no fuera por que sus últimos síntomas se están sedimentando y tangibilizando en objetos. Demostrando que es ya más que un periodo pasajero, algo que desaparecerá y lo está haciendo en forma de juguetes.
Primero fueron los spinners, ese artilugio de plástico, normalmente de tres vértices, que puede mantenerse girando en los dedos varios minutos dependiendo de la energía con la que se impulse. Ahora son los juguetes con burbujas reversibles, la versión de silicona de las bolsas de burbujas que explotaban. En sus diferentes formas y tamaños, pueden ser unicornios, robots, animales varios… He incluso llaveros. Placer instantáneo, frustración placentera echa juguete.